Cipolat Propiedades: Servicio y Compromiso

Cipolat Propiedades: Servicio y Compromiso

Nuestra Chica Emprendedora de hoy es Iris Cipolat, Directora de Cipolat Propiedades.

En toda carrera emprendedora nos encontramos con “obstáculos”, me gusta más decir: con desafíos que nos fortalecen y nos enseñan para continuar hasta alcanzar la meta.

Casi es una lección que sabemos debemos aprobar… pero ¡qué difíciles son esos momentos!

Por eso, es tan gratificante contar con colegas, amigos y familiares que nos alienten que nos digan: “¡Vas a poder!”

Amigos que nos contagien a decirnos a nosotras mismas, como dice Iris: “Yo voy a poder”.

Nada mejor que las propias palabras de una Chica-E para definir ¡su pasión por los negocios!

___

“Mi nombre es Iris Cipolat, tengo 50 años, y hace ya unos 7 años que estoy desarrollando mi propio emprendimiento.

Desde chica trabajé en relación de dependencia, siempre añorando una independencia que no me atrevía a afrontar. Por un lado, no tenía muy definido lo que quería hacer, por el otro, siempre el mismo problema, cualquier proyecto te exige un dinero que no siempre uno puede disponer, y sobre todo si el sueldo se usa por adelantado como me ha pasado más de una vez.

Sin embargo, no bajé los brazos y anidé esta idea hasta que yo también interiormente me sentí fuerte, y decidida como para enfrentar lo que pudiera llegar a venir.

Durante mis últimos años dependientes trabajé en una editorial donde se hacía una revista que vendía clasificados para inmobiliarias. Allí fui conociendo más o menos el negocio inmobiliario y comenzó a interesarme realmente. Entonces decidí comenzar a hacer guardias inmobiliarias para ver cómo me sentía. Me di cuenta que era lo que había estado buscando durante todo este tiempo ‘Tener Mi Propia Inmobiliaria’.

Recuerdo que, cuando lo decidí fue muy movilizante. Aunque en realidad, no estaba en condiciones económicas (eso llegó después) para comenzar con mi proyecto. Me emocionó haber encontrado cuál era el camino que tenía que seguir, mi meta, mi vocación, a donde poner todas las fichas, mi energía, mis ganas, mis proyectos.

Recuerdo que unos años antes de que pudiera concretar mi sueño, (todavía vendía avisos clasificados inmobiliarios y hacía paralelamente guardias) pasé por la puerta de un local no muy grande, ideal para lo que yo quería, que estaba en alquiler, a 2 cuadras de casa. ‘Este es mi local’, lo sentí así. La realidad es que no tenía plata en ese momento para poder hacer nada, entonces tristemente ví que finalmente se alquiló. A quién? a una inmobiliaria.

Fue muy frustrante ese momento porque había visualizado mi proyecto en ese lugar, ahí era donde yo me veía, sentía que era para mí. Pero no, indudablemente no estaba preparada todavía…

Pasaron los años, me fui sintiendo cada vez más segura de lo que quería y fui tomando información de las inmobiliarias que conocía para entender los pro y los contra de la profesión.

Donde trabajaba (la revista) era la mejor vendedora, porque, aprovechando la libertad que tenía, lo encaré como si fuera una agencia independiente y quise crecer en lo que hacía muy bien, que era la venta.

Mi fascinación fue superarme siempre a mí misma, eso es lo que tiene la venta, todos los días es un desafío, y saber enfrentar los fracasos sin bajar los brazos, sino con la fuerza interna que te dice a cada momento ‘yo voy a poder’. Fui despertando admiración hasta en mis propios clientes, que veían en mí una persona de mucha importancia para sus inmobiliarias. Tuve muchas propuestas de trabajo. Entonces sentí que el momento se acercaba.

Cuando los ciclos se cumplen, pasan un montón de cosas, que uno las puede ver como de mala suerte, porque todo se va dando vueltas patas arriba. Eso fue lo que pasó con la editorial. Hubo un problema interno, y se fue enrareciendo el clima entre los que integraban la empresa. En ese momento sentí que tenía que tomar una decisión urgente porque ahí se estaba acercando el final de un ciclo que duró casi 10 años.

A finales del año 2000 (pavada de año) mi marido vendió un terreno que pensábamos convertir en una quinta y me propuso que abriera una inmobiliaria.

Comencé entonces a buscar local, recorrimos todo el barrio de Caballito y no me convencía ninguno, hasta que un día veo con emoción que se alquilaba ese local que había focalizado. ¡Era indudablemente para mí! En ese momento sí estaba preparada y todo se iba dando como necesitaba.

Y allí estoy desde ese entonces. Cuando la abrí ya habíamos pasado por tres Ministros de Economía, fue un año de recesión absoluta. Fue increíble el apoyo que tuve de todos mis proveedores, inclusive del dueño del local que me bancó meses sin pagar, y me dijo que debía seguir intentándolo porque el veía que yo tenía empuje y estaba seguro que me iba a ir bien.

Fue el año más difícil que transité en esta profesión, ‘2001 la odisea en la Argentina! Lloré mucho, tuve miedos, angustias, flaqueé más de una vez, siempre tuve una voz interior que me impulsaba a aguantar. Tardé años en ponerme al día con todos, y pude salir adelante con mucho esfuerzo y sacrificio. Con el tiempo decidí que necesitaba profesionalizarme y estudié en la UTN para tener mi título universitario que me habilitaba con las matrículas de Martillera y Corredora Inmobiliaria, asistí a cursos de Tasaciones, Fideicomisos, Generación de Negocios Inmobiliarios, entre otros, asistí a diferentes Congresos, en fin, hice y sigo haciendo todo lo que me permita seguir creciendo.

Mi empresa es chica, familiar, y tengo un lema que me moviliza mucho porque lo busqué muy dentro mío, debía ser algo que me representara desde lo más profundo, sería una prolongación de mí, y es el siguiente ‘Más que un servicio… un compromiso’ .Cada vez que enfrento a un cliente es eso lo que siento, más allá del interés económico que la operación inmobiliaria me genera.

Cuando uno decide realizar una operación inmobiliaria se movilizan muchísimas cosas del pasado, del presente y del futuro. Hay quienes deben vender porque enviudaron y les duele desprenderse de sus paredes-recuerdos. Otros porque se separan, o quizás la necesidad de dinero, muchas veces financieras, otras de salud. A veces una sucesión obliga a quien nació y vivió toda su vida en una propiedad a despojarse de ella. Otras son felices porque son recién casados, o se agranda la familia, o se van a vivir solos a su primer departamento, en fin con todo esto lo que quiere decir que una transacción inmobiliaria para la mayoría se trata sólo de esto.

Para mí, la parte humana es fundamental, sostener a las partes, cada una con su grado de temor, de angustia y de conflicto, aparte del stress que genera en sí la operación hasta el momento de la escritura. Trato de estar hasta último momento con cada uno de ellos, acompaño a la escritura siempre aunque ya haya hecho boleto, estoy en contacto con el escribano y siempre tratando de sostener los ánimos diversos que se generan irremediablemente.

Tolerancia, cariño, paciencia, comprensión, compañía, seguridad, confianza, ese es mi ‘valor agregado’: rescatar los sentimientos humanos más allá del negocio en sí.

Cuando termino la operación tengo que poder decir ‘Mas que un servicio… un compromiso’ y ‘Más que un cliente… un amigo’.

Espero que te haya interesado mi historia, lo mío es un servicio a todo pulmón y a todo corazón”.

*** N O T A: Si desea comunicarse con esta emprendedora para conocer más sobre su emprendimiento u obtener más información sobre sus productos/servicios; utilice los DATOS de CONTACTO. Muchas gracias. ***

Para comunicarse con Iris:
http://www.cipolatpropiedades.com.ar.

¡Muchas gracias por participar!

Paola Díaz

Asistente Virtual WordPress. Amante del blogging, del té y del #WorkSweetHome. Editora de ChicasEmprendedoras.com.

Dejar un comentario

Your email address will not be published.

Últimas novedades