La Bella y la Bestia
Los aspectos inconcientes en las elecciones de pareja (2ª parte).
Este es un artículo que completa el anterior del mes pasado, donde analizábamos los Arquetipos femeninos. Decíamos que el Dr. Jung había establecido 4 modelos inconcientes femeninos, que cada uno tiene un lado luminoso que es desde el cual nos enamoramos y al mismo tiempo un inevitable lado difícil que hay que aceptar como”precio”para estar con esa mujer.
No vamos a repasar ahora estos modelos que desarrollamos en el numero anterior, ysted puede establecer un paralelo con los arquetipos masculinos que son el objeto de la presente nota.
El animus es la imagen arquetípica del hombre que existe dentro de toda mujer. Es el cazador, el guerrero, el estadista y el intelectual; el constructor, tanto en el plano material como en el mental.
En el inconciente de cada mujer, el animus se forma con dos componentes: uno colectivo y otro individual: el primero se relaciona con las experiencias que las mujeres han tenido con los hombres a lo largo de la historia…y también con la época con que a cada una nos toca vivir ,en relación a lo que se espera del “ser hombre” y “ser mujer”.
El componente individual tiene que ver con las vivencias con nuestro padre y con todos los hombres con los que nos cruzamos a lo largo de la vida y también con las ideas familiares acerca de las cuestiones de genero
Jung sugiere que el animus puede asumir una de las cuatro formas básicas, ellas son:
El Padre, el Joven eterno, el Héroe y el Sabio. Así como los hombres pueden identificarse inconscientemente con una de estas cuatro figuras, las mujeres también se apegarán generalmente a una de de ellas en cuanto representa el rostro más cercano a su animus (lo que esperan de un hombre).
El Padre es una figura que apoya, abriga y cuida; encarna el orden social jerárquico, la tradición, la santidad del pasado y los valores de la familia. Su rostro luminoso es el de un protector que refuerza y tranquiliza, y a una mujer le ofrece seguridad en el vasto mundo donde vive. Es tan grato contar con un compañero para compartir las vicisitudes.
Y no tener que preocuparse por los detalles que él resuelve!
El rostro oscuro de este hombre sofoca y aplasta el crecimiento de su mujer, porque la mantiene confinada en el estrecho marco de una niñita a quien se le niega el derecho de descubrir sus propios valores. Una mujer esclavizada por semejante figura se encontrara con frecuencia con un hombre que juega al padre con ella, la protege y la cuida, la patrocina y espera a cambio que ella obedezca su palabra como si fuera ley.
El Joven eterno es la antitesis del Padre. Su faz luminosa es el juego rutilante, cambiante, de la mente rápida y la palabra fácil. Su espíritu es alegre y trae consigo el cambio y la euforia del vuelo. Varón atractivo y pendiente de su imagen y cuidado. Generalmente conserva alguna actividad que lo liga a la adolescencia, siempre rodeado de amigos, el es el centro de atracción en las fiestas. Imposible aburrirse a su lado! Su lado oscuro es vacío, inconstante, incapaz de lealtad y de permanencia cuando establece una relación. Cuando se siente demandado, sale a la luz su faz fría y sarcástica, cruel y falta de sentimiento. Su característica es amar y abandonar.
Es probable que una mujer ligada a un varón de esta forma, se encadene a hombres así: atractivos, infantiles, deslumbrantes y mucho mas hábiles para escurrirse y abandonar la relación (o ser infieles) que para mantenerla.
El Héroe es un guerrero, una criatura de la tierra, y se esfuerza por combatir y ganar en el mundo objetivo. Puede convertirse en el hombre de negocios exitoso, en la persona influyente o dotada de carisma. Su rostro luminoso ofrece empuje, capacidad de hacerse valer, coraje, sentido común, tenacidad, aguante y una poderosa voluntad.
Que dicha que alguien traiga el sustento y poder dedicarse a otras cosas!
El aspecto oscuro le da sensualidad y materialismo, que lo hacen insensible, brutal, dominante, posesivo e incapaz de acceder a los dones curativos del espíritu, por ejemplo, la palabra. Una mujer esclavizada por una figura de animus así, puede encontrarse con un hombre cuya principal consideración en la vida sea su propia posición social y económica y sacrifica todo, incluso la pareja, en aras de su conquista.
El Sabio es un símbolo de creatividad, sabiduría, visión y penetración espiritual. Su lado luminoso es el del mago, el profeta que despliega los misterios del universo.
Creativo, artista, bohemio. Hay una importante dosis de fascinación en la mujer que elige un hombre así (por lo menos en los primeros tiempos), dedicado al esoterismo, a alguna forma de arte o religión, su faz oscura es el poder ardiente, fanático y totalmente impersonal del caos.
Su obsesión le impide ocuparse de los otros aspectos de la vida. En el peor de los casos, las drogas y la locura son una amenaza para él.
Una mujer sometida a un tipo de hombre así puede tomarlo como su gurú o guía espiritual, como fuente de sabiduría y profeta visionario; puede esperar que sea el quien exprese la creatividad de ella y consagrar su vida a satisfacer las necesidades materiales de ambos, para permitirle que el lleve adelante su noble visión; y es posible que no llegue a darse cuenta que ella misma posee una visión y una sabiduría que le son propias .
Es importante destacar que presentamos modelos puros, y que en la vida encontrarás los arquetipos combinados, pero la predominancia del tipo principal es fácilmente identificable.
Y cuál es la utilidad de conocer qué tipo de hombre sos o qué modelo de varón elegís?
En primer lugar, toda mujer debería analizar las expectativas inconcientes que le plantea a su pareja: no hay hombre que sea capaz de permanecer perpetuamente estable, valiente, decidido y lógico, de hacerte reír a carcajadas, de triunfar siempre y tener respuestas brillantes para las incertidumbres de la vida y una paciencia de monje con los chicos, además de conservar un entusiasta deseo sexual todo el tiempo (exclusivo hacia ella, por supuesto).
En alguna ocasión contará un chiste malo, dejará ver que hay cosas que no sabe, cometerá un error en sus negocios, expresar dolor, miedo o indecisión o mostrará cualquier otra característica fastidiosamente humana que desvirtúe la perfecta imagen que su compañera ha depositado en él. Si no baja el nivel de exigencias contradictorias, ninguna relación resultará satisfactoria y la mujer se condenará a una vida estéril, vacía y aislada, en la que muchos hombres le irán confirmando su oculta sospecha de que todos ellos son un fracaso.
Hombres o mujeres, es necesario darse cuenta que la pareja que eligen tiene algún parecido con el anima o animus que llevan dentro. Mejor que enojarse con el compañero, sería que se decidiese uno a mirar, larga y atentamente, su propia hechura psíquica, decidiendo qué aspecto del otro estás dispuesto a tolerar y en un total ejercicio de honestidad asumir cuál es tu aspecto más detestable.
Autora: María Inés Álvarez. Directora de Thelema, Centro de Asistencia y Desarrollo Terapéutico.