Nuestra Chica Emprendedora de hoy es Bárbara Lillo (Chile), Titular de Revolución Pyme, Mejora de Competitividad de MIPyMEs y Emprendedores; en sociedad con Héctor (su marido).
Dar el primer paso… a veces cuesta un poco. ¡Oh sí! 😉
Pero luego nos damos cuenta de que ¡valía la pena darlo!
El deseo de empezar nuestro propio negocio, las GANAS de crear algo propio, es IMPARABLE.
Cuando las ideas para nuestro emprendimiento nos quitan el sueño, solo queda ANIMARNOS.
Solo queda empezar la TRANSFORMACIÓN.
Amiga lectora, ¿vamos? ¡Vamos por todo!
Nada mejor que las propias palabras de una Chica-E para compartir ¡una pasión emprendedora!

“Cómo convertí un defecto en un potencial (y lo puse al servicio de los demás).
Todos tenemos defectos. Algunos no bajan la tapa del inodoro, otros se enojan con facilidad, hay personas tímidas, personas parlanchinas y otras que simplemente son indiferentes a todo. Tenemos defectos físicos, de carácter, en los modales. Y en general, ¡los aborrecemos!
Hacemos lo posible para que no se noten, los maquillamos, disfrazamos e intentamos no pensar en ellos. Al menos eso hago yo… o lo hacía, hasta que me di cuenta de algo revelador, que cambió mi vida y me ayudó a encontrar mi camino. Pero no nos adelantemos aún.
¿Que cuál es mi principal defecto? Bueno, dentro de los varios que ostento, el más exasperante, desagradable y molesto es por lejos ser la persona más criticona que conozco. ¡De verdad! Este defecto me ha hecho perder amistades, tener discusiones eternas con mi esposo y caer mal a muchas personas.
Y les juro que no lo hago a propósito, es sólo algo que nace espontáneamente. Cada vez que veo algo, cada vez que alguien me cuenta algo que hizo o que va a hacer, aparece dentro de mí un impulso irrefrenable de querer decirle cómo podría hacerlo o haberlo hecho mejor. No lo puedo evitar. Cada vez que estoy en esa situación, mi mente evalúa como un rayo las distintas posibilidades, calcula la más eficiente y da su veredicto… ¡sin que nadie se lo pida!
Lo sé, soy una pesada, pero nunca lo hago con mala intención, sino que siempre con el anhelo de ayudar a la persona a ver una mejor posibilidad. De lo que no me daba cuenta era de que solamente estaba haciéndolas sentir mal. La mayoría de las personas no quería mi opinión, sino sólo que las escuchara, así es que caía mal el 98% de las veces.
La revelación
Entonces, un día conocí a mi marido y descubrí algo increíble. Además del amor, la complicidad y todo aquello que forma una pareja, aprendí que existía gente que se dedicaba a hacer exactamente aquello por lo cual yo me sentía deplorable: Él trabajaba en las grandes industrias optimizando procesos productivos. Quedé en shock. A él le pagaban mes a mes por salir de su casa todas las mañanas y pasar el día dando consejos sobre cómo mejorar los procesos, reducir las fallas y ¡en fin! Lograr que todo funcionara de manera más eficiente.
Había gente que realmente QUERÍA realizar mejoras y las NECESITABAN para hacer crecer sus negocios.
Aquello que toda mi vida había considerado un defecto despreciable era en realidad una cualidad mal expresada, ¡sólo necesitaba ponerla en el lugar adecuado! (y dejar tranquilos a mis pobres amigos).
Claro, yo ya tenía 29 años, no iba a comenzar a estudiar ingeniería desde cero para poder tener el mismo trabajo que el de mi marido (ni me interesaba demasiado pasarme el día en la industria). ¡Pero no era necesario! Él tenía la experiencia y yo una pasión desbordante por ayudar a otros a mejorar y sacar todo su potencial.
Y así nació Revolución Pyme. Ahora nos dedicamos a Revolucionar los negocios de emprendedores y microempresarios inspiradores, inteligentes y talentosos. Mujeres y hombres que se lo están jugando todo para aportar un alto valor a sus clientes, por prestar servicios que mejoran la vida de las personas y por ofrecer productos con sentido, que brindan bienestar a la sociedad y el planeta.
Les ayudamos a mantenerse vigentes en un mercado que se come al 90% de las iniciativas de emprendimiento y a tener negocios saludables que no prosperan a costa de tragarse la energía, el tiempo y la vitalidad del emprendedor (Negocios Vampiros), sino que lo impulsan y lo ayudan a tener una vida más plena y rica.
Mujer emprendedora, con mi historia quiero invitarte a redescubrirte y valorarte. Ya sea que tengas un emprendimiento o que estés considerando comenzar uno, quiero decirte: ¡Vamos! ¡Adelante! No será un camino fácil, pero alguien en el mundo necesita aquello especial que tú tienes (aunque tú misma ni sepas que está ahí) y es tu deber armarte de coraje, descubrir tu potencial, encontrar a esas personas y aportarles aquello que mejorará sus vidas”.
DATOS DE CONTACTO DE ESTA EMPRENDEDORA
Si desea comunicarse con esta emprendedora para conocer más sobre su emprendimiento u obtener más información sobre sus productos/servicios; utilice los siguientes DATOS de CONTACTO. ¡Muchas gracias!
Nombre: Bárbara Lillo.
País: Chile.
Web: http://revolucionpyme.com